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En esta época de tecnología avanzada en la que semana a semana somos testigos de la permanente innovación y tratamos de adquirir los más modernos equipos para estar a la altura de los adelantos, quizás no hayamos pensado por algunos segundos en el paradero final de los equipos que vamos dejando a un lado.

 
 

 

En el país hay una entidad encargada del asunto. Se trata del Centro Nacional de Aprovechamiento de Residuos Electrónicos –Cenare–, ubicado en la zona industrial de Montevideo, en la capital del país. Este fue creado en 2007 por Computadores para Educar, asociación conformada por el Ministerio de las Tecnologías y las Comunicaciones (MinTIC), el Ministerio de Educación Nacional y el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).

Esa dependencia es la encargada de recibir los equipos que cumplieron su ciclo vital útil, en un proceso de retoma que incluye a todas las instituciones que se beneficiaron con sus terminales.

Hay que recordar que Computadores para Educar entrega equipos portátiles y tabletas a las instituciones educativas, bibliotecas y casas de la cultura públicas del país, junto con la correspondiente capacitación de docentes, estudiantes y padres de familia, con el propósito de contribuir en el mejoramiento de la calidad de la educación en Colombia, generar cierre de brechas digitales, regionales y promover la movilidad social.

“Los computadores se convierten, luego de cumplir su ciclo de vida útil, en residuos electrónicos. Al no existir opciones de efectuar una gestión ambientalmente adecuada, se creó el Cenare. Allí se llevan a cabo procesos de recepción de computadores que ya cumplieron su ciclo, procedentes de las instituciones educativas del país que en su momento fueron beneficiadas con dichos equipos (4 o 5 años atrás)”, explicó Fernando Bedoya, director ejecutivo de Computadores para Educar, entidad que acaba de celebrar sus 15 años.

El directivo describió el paso a paso de todo el proceso: “Cuando llegan los equipos se hace una selección específica, se desarman y se hace la separación en corrientes limpias (aluminio, cobre, metal ferroso, plástico limpio), residuos electrónicos (tarjetas de circuito impreso, discos duros, fuentes de poder), y residuos peligrosos –Respel– (vidrio activado, baterías y pilas, tintas, polvos). Los materiales o corrientes limpias y los residuos electrónicos son valorizados para su reingreso a procesos productivos y para su aprovechamiento, mientras que los peligrosos son enviados a tratamiento y disposición final adecuados en celdas de seguridad”.

Allí, Computadores para Educar cierra el ciclo de sus acciones, de manera responsable con el ambiente, y evita las emisiones de gases de efecto invernadero, por eficiencia energética y aprovechamiento de materiales. Dicha gestión de residuos electrónicos, según los resultados del estudio de impacto del Centro Nacional de Consultoría 2014, ha evitado la emisión de 14.004 toneladas de CO2 (dióxido de carbono).

Las cifras oficiales

De 2007 a octubre de 2014, el Cenare ha retomado 203.902 equipos, unas 4.180 toneladas, los cuales ha desarmado y separado sus partes en componentes reutilizables: cerca de 3.810 toneladas (cobre, vidrio, plástico, cartón, etc.), así como peligrosos, que han sido unas 1.430 toneladas, que se envían a celdas de seguridad.
También ha recogido 70.390 equipos, unas 1.438 toneladas, de los que han sido comprados y entregados a instituciones educativas por el MinTIC, los cuales quedaron obsoletos.

Provecho al máximo

Esta gestión ha permitido vender y valorizar 2.079 toneladas de residuos electrónicos, los cuales se convirtieron en materiales para otras industrias de diferentes sectores. Un total de 15 empresas adquirieron estos residuos a través de subastas públicas y los transformaron en estibas y postes plásticos. Los metales ferrosos como el cobre y el aluminio los enviaron a siderúrgicas para fundición y las tarjetas electrónicas para extracción de metales preciosos como el oro y la plata.

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