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Las consecuencias en la construcción por la disminución en el ritmo del sector minero - energético fueron advertidas por Anif, en reciente foro.

Uno de los sectores que más movió negocios inmobiliarios en la época de ‘vacas gordas’, al lado del petróleo, fue el minero-energético. Eso fue hace dos años y medio, aproximadamente.

Según Manuel Alfonso Carrillo, gerente de la firma inmobiliaria Avacol, el sector petrolero y afines participaba con el 50 por ciento de los ingresos de las exportaciones; sin embargo, con el precio en franca caída y un dólar al alza, los negocios han tenido que revaluarse, y la finca raíz no ha sido la excepción.

Esta realidad fue confirmada por Alejandro Vera, vicepresidente de Anif, durante un foro del sector constructor organizado por el Banco de Occidente en Bogotá, en el que reconoció que tras varias amenazas de burbuja anunciadas por el centro de estudios –que no compartieron en su momento los gremios del sector edificador–, “el fin del auge minero-energético la desinfló”.

El directivo recordó cómo la llegada y la apertura de nuevas empresas empezaron a mover los arriendos de oficinas y lotes, e incluso, de viviendas para estratos altos, con el consecuente aumento de los precios de venta y renta.

Hoy, los valores de la oferta residencial siguen creciendo, pero a un ritmo moderado. Sin embargo, advierte que "no van a caer. Simplemente se mantendrán estables".

El Gerente de Avacol coincide con el Vicepresidente de Anif y recuerda que las empresas del sector petrolero y afines tenían una participación, por lo menos en Bogotá, de 30 por ciento. “Hoy, la realidad es que se achicaron o se fueron, y el mercado se contrajo”.

Esta situación se ha evidenciado, aún más, en el mercado de oficinas que movió licencias de construcción como nunca antes había sucedido, pues la demanda era creciente.

Esa dinámica generó otro fenómeno: una sobreoferta que, como lo anunció la multinacional de servicios inmobiliarios, Colliers International, incrementó la cantidad de área sin ocupar. Y lo siguiente será el ajuste a la baja de los precios de alquiler.

César Llano, presidente de la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas), no cree que hubiera habido amenaza de burbuja.

'HABÍA ESPECULACIÓN'

“Lo que se dio fue una especulación de precios, especialmente en ciudades donde se concentró el auge minero-energético que impulsó la demanda de proyectos corporativos y residenciales”.

Según el directivo, las ciudades en las que impactó el buen momento de este sector de la economía fueron Villavicencio y Bogotá, con óptima comercialización en los estratos 5 y 6, no en los segmentos medios. “Medellín y Cali, por su parte, fueron exógenos de ese fenómeno”, agregó Llano.

El directivo reconoce que muchas firmas cerraron por situaciones particulares de los sectores minero-energético y afines. Sin embargo, considera que no es fenómeno agregado de la economía, “es decir, no es una debacle. Algunas se liquidaron como algo normal de la economía”.

Camilo Congote, vicepresidente de la junta directiva de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), coincide con Llano y aunque “actualmente, no contamos con esos posibles arrendatarios, estábamos preparados. Ahora, todos los mercados y sectores tendrán que adaptarse a los ajustes, tanto en importaciones y exportaciones donde habrá retos pero también muchas oportunidades”.

Congote, además, se suma al grupo de quienes piensan que nunca hubo un riesgo de burbuja. “La cartera es sana, lo que se construyó estaba prevendido y simplemente los inmobiliarios tendrán que ser creativos para mover sus inventarios, a precios acordes con el mercado”, enfatizó.

MAL MOMENTO PARA UNOS, OPORTUNIDAD PARA OTROS

Hay consenso en que hay sobreoferta, especialmente en el mercado de oficinas. Según la arquitecta Rosario Rueda, el inventario no está rotando y esto golpea a los inversionistas.

La empresaria también asegura que los consultores y trabajadores que tenían relación con el sector minero-energético, y no diversificaron sus servicios, están muy afectados. Otro segmento que ha tenido que soportar este entorno, más difícil y de recuperación de largo aliento, es el de las medianas y pequeñas empresas que tenían nexos y contratos, por ejemplo, con las petroleras. “Es un momento difícil para unos, pero de oportunidades para otras, entre ellas, si son exportadoras”, concluye.

OBLIGADOS A REVALUAR EL NEGOCIO

Rosario Rueda, estructuradora de proyectos inmobiliarios de la firma Don Vela Investment, recuerda cómo hace tres años, trabajando para otra compañía, 40 por ciento del portafolio de nuevas obras y adecuaciones pertenecía al sector minero-energético y al petrolero. “Hoy, el impacto de la caída en la dinámica es evidente. Incluso, tenemos muchos servicios alrededor de esa industria afectados porque han tenido que desmontar y, de hecho, por lo menos en el mercado de oficinas, están quedando áreas desocupadas”. Esta arquitecta y diseñadora anota que el golpe más fuerte ha sido para los inversionistas-propietarios, que han tenido que vender o, en el mejor de los casos, subarrendar a precios más bajos. “Y es que es preferible no tener un lucro cesante y, por lo menos, asegurar un inquilino”, concluye.

 

Tomado de: portafolio.com.co