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La depreciación de un activo comenzará cuando esté disponible para su uso, esto es, cuando se encuentre en las condiciones necesarias para operar en la forma que lo ha previsto la Entidad.

La depreciación de un activo termina cuando se elimina (o se da de baja) de los estados financieros.

La depreciación no cesará cuando el activo esté sin utilizar o se haya retirado del uso activo, a menos que se encuentre depreciado por completo.

Se distribuirá el valor depreciable de un activo de forma sistemática a lo largo de su vida útil utilizando de la depreciación lineal (método de línea recta para microempresas).

La vida útil estimada de la cuenta propiedades, planta y equipo se revisa periódicamente (al final de cada año) para asegurar que el método y el período de depreciación sean consistentes con el patrón previsto de beneficios económicos de las partidas de propiedades, planta y equipo; de ser necesario, se procede al ajuste de la depreciación en la fecha de cada estado de situación financiera.

Podemos adoptar dentro de nuestras políticas contables, por ejemplo, que los activos inferiores a dos salarios mínimos mensuales legales vigentes se depreciarán en su totalidad en el año en que se adquieran, pero pueden ser que sean tres o cuatro salarios mínimos o quizas más y todo dependiendo del tipo de actividad económica y otros factores que soporten tales políticas.  Sin embargo debemos aclarar, que esto es a nivel contable, a nivel fiscal debemos sujetarnos estrictamente a la norma.

También podemos establecer en las políticas contables, las vidas útiles para ciertos activos teniendo en cuenta su  uso y deterioro esperado, obsolescencia técnica y comercial o restricciones y limitaciones legales.

 

Por C.P. Nestor C. Andrade

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